El porqué de no difundir malas noticias.
- Karen Santana
- Jul 15, 2016
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A propósito de los últimos acontecimientos y lo que ha estado ocurriendo en el mundo, he querido traerles una nueva forma de afrontar las situaciones trágicas y los sucesos siniestros.
Elegir propagar el amor y lo bueno en vez de la violencia y noticias trágicas, es sin duda, la mejor de las prácticas que podemos llevar a cabo ya sea en nuestro entorno físico o digital. Cuando se produce una difusión en masa de sucesos trágicos ya sea por medios televisivos o redes sociales, se crea una onda energética negativa de amplio espectro que nos induce a todos a sentir emociones como: frustración, miedo, tristeza y desilusión.
El objetivo del mal y el crimen organizado siempre ha sido sembrar el temor en la humanidad, sin embargo pareciera que desconociéramos el poder que les otorgamos cada vez que hablamos de eso o publicamos sucesos de esa índole en nuestras redes sociales.
El odio sólo se combate con amor, el miedo con la certeza de que todo estará bien.
Cuando elegimos propagar el amor, estamos mandando señales de que todo lo demás carece de importancia, y de esa manera restamos poder a lo negativo.
Todo esto opera bajo la ley universal de atracción, donde todo en lo que nos enfocamos es justo lo que recibimos. Si en conjunto todos nos enfocamos en la tragedia y pensamos constantemente en lo mal que está el mundo, eso es justo lo que obtendremos en masa. Pero si elegimos enfocarnos en los "pequeños" actos bondadosos que se hacen día a día, lograremos tener un mundo cada vez mejor.
Como la Madre Teresa de Calcuta decía: “No me inviten a una marcha en contra de la guerra, invítenme a una marcha a FAVOR DE LA PAZ y seré la primera en asistir”. Ella entendía sobre la ley de atracción y el poder de enforcarse en lo positivo.
Mi invitación es a que seamos voceros de la paz y el amor. No seamos portavoces del crimen y la violencia (dejémosle ese trabajo a los noticieros), Dios nos puso aquí con el propósito hermoso de difundir su palabra, sabiduría y amor.
¡Un abrazo!
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