Dejar que la vida nos pode.
- Karen Santana
- Oct 25, 2016
- 2 min read

Hace más de mil años, en un poblado de Jerusalén, habitaba un sabio que vivía de la cosecha que dejaban sus cultivos. Muchos años después de haber sembrado una vid, el joven que le ayudaba con sus plantaciones se dirigió hacia él preocupado:
-¡Señor! Hemos atendido durante años esta vid y todavía es el momento en que no nos ha dado el primer fruto... ¿Qué hacemos? ¿La cortamos?
A lo que el sabio contestó:
-Corta parte de sus ramas, aquellas que se ven viejas y enfermas, luego remuévele la tierra y echa estiércol en sus raíces. Le daremos un tiempo, para ver si puede florecer.
Al igual que en esta historia, la vida nos da una oportunidad disfrazada cada vez que sufrimos una pérdida o un fuerte golpe.
Cuando sentimos que se nos arrebata la seguridad o nuestro mundo está de cabeza, puede ser porque la vida nos quiere regalar la oportunidad de renacer y dar buen fruto.
No es para nada un castigo cuando se nos "poda", al contrario, es una señal de que aún se confía en nosotros, de que el universo todavía no se ha rendido con nuestro proceso.
Muchas veces son nuestros apegos (ramas secas) lo que nos impiden crecer. Por lo tanto es necesario un suceso que nos arrebate de una vez por todas aquello que nos enferma y nos paraliza.
¿Duele?
¡Pues claro! Nos hemos identificado tanto con nuestros apegos que sentimos que una parte de nosotros se va con ellos, sin embargo, nos hace bien soltar y confiar que justo allí donde se nos quitó algo, brotará el racimo más frondoso y de abundante fruto.
Es necesario también remover un poco de nuestra tierra. ;)
Echar un poco de abono a nuestras raíces, significa abandonar viejos paradigmas y creencias, buscar en la profundidad el alimento de nuestra alma, aquello que nos permita florecer desde dentro hacia afuera.
Para esto debemos estirarnos, dejar atrás la comodidad de utilizar sólo los recursos que estén a nuestro alcance (en ocasiones, para que el árbol pueda florecer y dar fruto, es necesario que busque el agua varios metros bajo tierra).
¡Alégrate entonces si estás siendo retado!
Toma fuerzas y demuestra que cual si fueras olivo que puedes dar el ciento por uno.
¡Un abrazo!
Comments