Vencer la trampa de las pequeñas tentaciones.

Todo aquel que haya iniciado un camino de crecimiento y mejoramiento se ha enfrentado alguna vez a una tentación disfrazada de nobleza. Una voz pícara y sofisticada está constantemente tratando de que abandonemos, nos rindamos ante la tentación y nos dejemos llevar de nuestra inclinación al mal.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Será sólo un día. Un dulce al año no hace daño. Frases como estas dan vueltas en nuestra cabeza justo antes de caer en la tentación. Nuestro oponente se entrena cada día para buscar estrategias, trucos y trampas para vencernos. Sin embargo debemos agradecerle ya que gracias a él tenemos un reto permanente de ser cada vez más firmes y fuertes.

Una de las trampillas que utiliza nuestro oponente es la de catalogar un acto como menos malo o inofensivo, sólo para lograr que cedamos y restemos importancia a las consecuencias de dicho acto. Su estrategia es hacernos caer en las pequeñas tentaciones para debilitar poco a poco nuestra fuerza de voluntad y arrastrarnos a la negatividad.

Es difícil identificar siempre las jugadas de nuestro oponente, no obstante, podemos mantenernos atentos a actos negativos disfrazados de bondad.

Una pista para identificar estas trampas puede ser la visualización de nuestro ser superior. ¿Mi yo mejorado haría esto? ¿Por qué siento la necesidad de hacerlo? ¿Cuál es la raíz de esta tentación?

Una vez profundicemos acerca de la razón de nuestro deseo, determinaremos la semilla de la tentación y podremos removerla más fácilemente. Reflexionar acerca de porqué esto es una tentación para nosotros puede darnos una visión más objetiva de nuestro comportamiento auto-destructivo.

Nunca intentes tapar el sol con un dedo, si hay una situación que te perturba intenta conocerla en vez de esconderla. Conocer y observar tus sentimientos y compartamiento te dará poder para enfrentar a tu oponente.

Cuando estés frente a esa tentación hazte las siguientes preguntas:

-¿Estoy conciente de que realizar este acto puede retrazar mi proceso?

-¿Entiendo que la satisfacción que me dará hacer esto durará tan sólo un momento?

-¿Quiero plenitud verdadera o busco escapar de mi propio drama personal?

-¿Estoy realmente actuando conforme a los deseos de mi alma?

Si luego de responderte estas preguntas sigue perturbándote la vocesita, siéntate con ella y tómate un café. Imagina como si ya hubieses caído y cuéntale lo increíble que fue romper la dieta, faltar a clases o decir esa mentirilla. Utiliza tu imaginación y trata de convencerla de lo tonto que se siente luego de que caes.

No existe un método definitivo para lidiar con nuestro oponente, sin embargo el más efectivo de todos es crecer y entrenar a un ritmo que le sea difícil alcanzarnos. Cambiemos nosotros de estrategia y volvámonos astutos y observadores de todo cuanto nos vuelve reactivos y vulnerables.

¡Un abrazo!

#crecimiento