La vida te arroja del nido sólo cuando estás preparado.

Hace ya algunos años escuché un seminario de un orador que admiro y respeto mucho. Narraba la historia de las aves y de cómo después de un proceso de semanas de alimentación y entrenamiento, los padres en algunas ocasiones se ven en la necesidad de lanzar a sus crías al vacío.

¿Crueldad?

Para nada, el orador continuó con la frase: "O se muere, o aprende"- Dicha, claro, en un tono jocoso.

Puede sonar un poco drástico ¿verdad? Pero lo cierto es que muchas veces necesitamos ese empujón de vida o muerte para reaccionar ante el llamado al cambio y crecimiento.

Si no nos lanzamos al vacío, nunca aprenderemos a volar.

¿Y qué pasa si aún no me siento preparado?

Esta pregunta puede llegar a nuestra mente, sin embargo, si te sitúas en la historia de las aves y lo comparas con tu proceso, en algún momento de tu vida tendrás que lanzarte o te lanzarán.

Ya sea porque el ambiente se vuelva cada vez menos adecuado para ti o simplemente llegará un momento en que ya no encuentres "alimento", la vida constantemente está preparándote para que vueles más y alcances mayores alturas, pero esto sólo es posible cuando saltas del nido en caída libre.

Pueden pasar dos cosas si tomas esta decisión :

1.Que te des cuenta que ya estás lo suficientemente grande como para resolver tus asuntos solo y te has estado perdiendo de innumerables bendiciones.

2. Que entiendas que te falta dar más de tu energía para aprovechar tus dones y talentos.

Ambas cosas son increíblemente positivas y créeme: la aventura vale muchísimo la pena.

Nuestro nido es bueno al inicio, cuando estamos débiles y vulnerables. Pero recuerda que la vida tiene buen ojo para determinar si debes lanzarte o no. Y cuando no tomas la decisión tú mismo, ella se encarga de empujarte de la manera menos sospechada posible.

Mi invitación final es que hagas una reflexión con la siguiente pregunta:

¿Ya estoy preparado para abandonar el nido?

Mucha suerte y un abrazo.