Trabaja por las cosas que no son consumidas por el tiempo.

¿Te has puesto a pensar alguna vez en lo rápido que pasan al olvido las tendencias ? Es bueno que desarrollemos nuestra conciencia para disfrutar de las cosas que están de moda, pero sin afanarnos mucho por ellas.

Ese aparato tan bonito y funcional el cual te mueres por adquirir, pronto (muy pronto) pasará de moda. Entonces aspirarás a otro modelo más nuevo y atractivo. Esta espiral de consumismo está diseñada para distraernos de lo esencial y fundamental en nuestras vidas, y corremos el riesgo de perder nuestros días corriendo detrás de cosas que no son más que un murmullo superfluo carente de sentido.

Cuida a tu ser del ruido, de las falsas imágenes de éxito que proyectan algunos, aléjate de las prisas por ser importante, por adquirir cosas o que los demás te vean con ellas.

Céntrate en la verdad que es tu alma, en esa parte de ti que es infinita y perfecta por naturaleza.

Procura limpiar tu templo interior de todo ese ruido que no te permite apreciar la belleza de tu espíritu ni escuchar las dulces palabras de tu alma.

Piensa que al final de tus días, cuando el destino te empuje a reducir la velocidad, mirarás hacia atrás y lo único que habrá valido la pena es el amor y el tiempo que pudiste dedicarle a las cosas verdaderas.

Opta por vivir una vida abundante, pero sencilla.

No te atormentes por lo que otros puedan conseguir, procura mantener tus ojos en tu camino y abraza la verdad de tu propósito.

Recuerda que para que el mundo pueda sanar, debemos iniciar por alejarnos del ego, del yo. De lo contrario estaremos sólo aportando a la locura del mundo, que tanto necesita sanar.

Bajemos el ritmo sólo por un momento, encontremos nuestro centro y la paz en nuestros corazones.

Si te cuesta renunciar a la competencia, trata de ver tu vida desde el fin, entonces comprenderás que tu vida no fue más que un flash, un paréntesis en la eternidad. Ahora te toca entregar todo: tus pertenencias, tu familia e incluso tu cuerpo.

¿Qué te llevarás únicamente?

La satisfacción de haber dado amor y expresado los colores de tu alma.

¡Un abrazo!